Los simpatizantes de Gustavo Petro en las marchas del Primero de Mayo: “Acá estamos los trabajadores y vamos a ganar la consulta popular”
Desde las escalinatas de la Catedral de Bogotá, en el margen oriental de la Plaza de Bolívar, el vendedor ambulante Juan Carlos Garzón señala los diferentes lugares del corazón político de Colombia. “Allá [a la izquierda], está el Congreso, que legisla para los ricos, no para el pueblo. Y acá [a la derecha] está la Corte Constitucional, donde pasa lo mismo”, opina. Después, se refiere a las miles de personas que, como él, colman la plaza. Están expectantes ante el discurso del presidente Gustavo Petro en este Primero de Mayo. Mientras tanto, manifiestan su apoyo a la propuesta del mandatario de sacar adelante mejoras a los derechos laborales a través de una consulta popular. “Acá está el pueblo, que despertó”, dice el vendedor.
Garzón y los demás participantes de la marcha, seguidores del presidente desde hace años o incluso décadas, consideran que el cambio prometido no ha sido posible en casi tres años de Gobierno por el comportamiento de la oposición en el Congreso. Por eso, tienen esperanza en una consulta popular: quieren definir en las urnas el futuro de la reforma laboral que ambiciona el Ejecutivo y que el Legislativo hundió en marzo. Saben que es difícil cumplir el requisito de que voten 13 millones de personas —11,3 millones apoyaron a Petro en la segunda vuelta de 2022—, pero al menos tienen algo concreto por lo que luchar en la recta final del mandato. “Nos toca arriesgarnos. Si no, seguiremos en la misma. Lo importante es intentarlo”, afirma Luz Stella Arcila, ama de casa y hermana de Garzón.
Las invocaciones a la democracia directa impregnan una gran parte de este Primero de Mayo. Antes de que llegue el presidente, varios militares depositan la espada de Simón Bolívar, el Libertador, en la tarima. “Es [un objeto] del pueblo. Con ella, el presidente dice que el pueblo pide reformas y cambios, y que no pueden hacer nada contra el pueblo”, explica Arcila. “Evocar el nombre del Libertador hace que la gente se llene de patriotismo y acompañe más”.

El discurso evidencia la sintonía entre el presidente y sus seguidores. Ya con el micrófono, Petro cuestiona al Congreso, tapado por unas polisombras negras diseñadas para evitar pintadas y que él considera como una forma de esconderse de los manifestantes. “Allá, rodeados por una mortaja, están dizque [los que se dicen] representantes del pueblo”, señala. “Fuera, fuera, fuera”, responde la gente. Luego celebra el éxito de una movilización que ha sido masiva en todo el país. “El pueblo de Colombia dice, en sus calles y casas, que ha llegado la hora del pueblo. No habrá marcha atrás”, declara. Sus simpatizantes responden: “¡Petro! ¡Petro! ¡Petro!”.
El momento más emocionante para la multitud es cuando el presidente les pregunta si están de acuerdo con cada uno de los 12 puntos de la consulta popular: pagos adicionales del 100% por trabajar domingos y festivos (hoy es del 75%), licencias por periodos menstruales incapacitantes, cupos para personas con discapacidad. “¡Que sí!”, responde la gente una y otra vez. La espada queda relegada a un segundo plano. Cuando el presidente la toma entre sus manos enguantadas para protegerla, y explica que la empuña para pedirle al Congreso que apruebe la convocatoria a la consulta, la multitud ya responde con menos entusiasmo. Las sombrillas no logran evitar el cansancio que provocan los intensos rayos del sol tras una hora de discurso. Gran parte de los simpatizantes ya ha abandonado la Plaza.
La abortada participación de Petro en la marchaAdemás del discurso en la Plaza de Bolívar, gran parte de la expectativa estaba puesta en la posibilidad de que el presidente acompañara a sus simpatizantes en el recorrido hasta allí, como hizo el año pasado. La guardia indígena y la seguridad presidencial lo esperaron durante horas en la intersección de la carrera Séptima y la calle 19. Sin embargo, hacia el mediodía el cordón de la guardia se desarticuló y los francontiradores de la seguridad del mandatario dejaron de ser visibles en las terrazas de los edificios adyacentes. Petro optó por salir directamente desde la Casa de Nariño, detrás del Congreso, y limitar su participación al discurso.

En todo caso, el Primero de Mayo se sintió en las marchas como un éxito para Petro. El líder de izquierdas demostró que sigue intacta su capacidad para movilizar a sus bases: un sinnúmero de sindicalistas, miles de indígenas que marcharon desde la Universidad Nacional, ciudadanos que lo apoyan desde sus tiempos como congresista o alcalde de Bogotá. La mayor diferencia con ocasiones anteriores fue que casi no hubo pancartas: apenas se vieron apoyos escritos al presidente o insultos a opositores. La manifestación se teñía con banderas de Colombia y algunas indígenas, palestinas y de la guerrilla del M-19, a la que perteneció el presidente hasta su desmovilización en 1990. Hubo, además, algunos manifestantes con la bandera que creó Bolívar cuando lanzó su guerra a muerte contra las fuerzas realistas, en 1813, y que el presidente enarboló y defendió al inicio de su discurso.
Luisa Naranjo, filósofa y artista de 42 años, resumió el mensaje de la movilización antes de comenzar a caminar junto a sus padres y su esposo. “Le decimos a la oposición y a los medios de comunicación que acá estamos los trabajadores y que vamos a ganar la consulta popular”, resaltó. Para ella, las preguntas que presentó el Gobierno este jueves comprenden “derechos básicos, no privilegios”. Enfatiza que hace años que no tiene un trabajo formal y que vive de contratos precarios. “Siento que mi generación y la que viene no podemos tener proyectos de ningún tipo”, subrayó. Para ella, Petro es la posibilidad de mejorar en estos aspectos: muestra una camiseta de la primera campaña presidencial del político de izquierdas, en 2010, y otra de apoyo a la consulta.
La senadora Jahel Quiroga, de la Unión Patriótica, aseguró que “el pueblo ha comprendido” por qué no se han podido hacer los cambios prometidos en campaña. Asimismo, valoró que la propuesta de una consulta popular beneficiará a Petro y a sus seguidores, sea cual sea el resultado. “Si pasa en el Congreso, ponemos la reforma laboral en las manos del pueblo y vemos si luego [los opositores] son capaces de negar algo que el pueblo manda. Si no pasa, la derecha queda en evidencia y nosotros nos seguimos movilizando”, subrayó.
Mientras tanto, también hubo espacio para recordar que el Primero de Mayo no es solo sobre el petrismo y su consulta. Cuando avanzaban por la carrera Séptima, a la altura de la calle 19, los manifestantes observaron y escucharon a un grupo de personas que recordó el asesinato de Nicolás Neira en las marchas por el Día del Trabajador de 2005. Familiares y amigos rememoraron que el adolescente, de 15 años, fue víctima del ya desarticulado Escuadrón Antidisturbios de la Policía (Esmad) y acompañaron su recuerdo con el de otros jóvenes asesinados por la fuerza pública, como Jhony Silva (2005), Óscar Leonardo Salas (2006) o Dilan Cruz (2019). “Más allá de Petro o no Petro, hacemos una crítica a la Policía de ayer y de hoy, y a que no haya existido un proceso de reparación”, comentó Germán Romero, el abogado del caso de Neira.
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